¿Siente que ya no piensa con la rapidez de antes? ¿Los sombreros y gorros han comenzado a quedarle holgados? Un estudio reciente puede explicar lo que está viviendo, pues se demostró que existe una relación entre la calidad de la comida que se consume y el tamaño del cerebro.
Jaime PalillO, cOrrespOnsal alimenticio.
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