A un anciano en Japón, que padecía de Parkinson y Alzheimer, recibió un trasplante de cerebro de parte de un joven que había muerto en un accidente. El anciano se encuentra en recuperación, pero ya ha recobrado el habla y los movimientos de sus exremidades. Y aunque le prescribieron medicamentos para que perdiera la memoria, no logra convencerse que quienes le rodean son sus familiares más cercanos. Poco a poco afloran también aspectos de la personalidad del joven... ¿No lo cree? Lea esta noticia casi frankisteniana en este enlace.
SeñOr Miyagy, correspOnsal en JapÓn.
No hay comentarios:
Publicar un comentario